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El mundo según Monsanto
Materiales digitales para el trabajo del
Conflicto palestino Israelí
Documental: Promesas.
Los Hebreos. Historia del pueblo Judío desde la antigüedad.
Síntesis del conflicto desde la perspectiva Palestina de una cadena de noticias.
Modificaciones territoriales desde la creación del Estado De Israel a través del Plan de Partición de la ONU en 1947.
El Muro en Palestina
Imágenes de la Ciudad de Jerusalem.
ESTADOS, NACIONES Y CONFLICTOS EN EL SIGLO XX Y XXI
El País Vasco
Balcanización de Europa
Palestina e Israel
El Estado Plurinacional de Bolivia
"Balcanización" en Europa
Mapa con Estados Unitarios del mundo
Mapa de Estados Federales del mundo
Los Kurdos.
El kurdo es un pueblo indoeuropeo que habita en la región
montañosa del Kurdistán al suroeste de Asia, repartida
principalmente entre los Estados soberanos de Siria, Irak, Turquía e Irán.
También existe población kurda en un área geográfica más extensa, que abarca
desde los Montes Taurus hasta el oeste de las mesetas de Irán; y desde el Monte
Ararat hasta el pie de las colinas contiguas a las llanuras mesopotámicas, con
enclaves significativos en el extremo oriental de Siria y en Armenia y la
Provincia Autónoma de Najichevan en Azerbaiyán.
Los kurdos son en su mayoría musulmanes suníes,
aunque una importante minoría todavía sigue la religión tradicional kurda, el yazidismo.
Si bien los kurdos se distinguen por elementos como la
lengua, el kurdo, existen variantes idiomáticas por todo el Kurdistán. En la
región kurda de Turquía se habla el kurmanji y en la Anatolia turca, el zaza. En el norte de Irak se habla el
sorani y los kurdos deIrán, además del sorani y el kurmani, también hablan distintos
dialectos en el sureste del país.
El pueblo kurdo es la minoría étnica más grande en el Medio Oriente que
no se encuentra establecida en alguna forma de Estado nación. Son
entre 55 y 60 millones de personas (no existen censos rigurosos),
aproximadamente un 45% de los cuales vive en Turquía, un 25% en Irán, otro 25%
en Irak y un 5% en Siria. Hay también una importante diáspora kurda en Europa
occidental, sobre todo en países como Alemania,
el Reino Unido y Suecia.
Tras la Primera Guerra Mundial, en la que apoyaron
a los aliados contra el Imperio
otomano, los kurdos lograron por medio del Tratado de Sèvres el reconocimiento de la
independencia de su país. Sin embargo, este acuerdo internacional nunca se
ratificó y fue sustituido por el Tratado de Lausana, que repartió el territorio
kurdo entre los actuales Estados entre los que se encuentra dividido.
Con
el fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras se repartieron el
Medio Oriente. Las conferencias posteriores en la ciudad de Sèvres discutieron
la forma en que se repartirían los territorios que habían estado bajo dominio
del Imperio otomano (turco). El presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson,
envió a la Comisión King Crane para tratar en las negociaciones la cuestión
sobre la creación de un Estado armenio independiente. Más tarde, la Comisión
recomendó la creación del Kurdistán en una cuarta parte del territorio de
Anatolia (hoy Turquía). El informe sugería que ambos estados serían
administrados como mandatos de Estados Unidos.
En
la mesa de negociaciones, Francia aceptó la creación de un estado kurdo, con la
reserva de que no incluyera ninguno de los territorios kurdos que habían sido
garantizados a los franceses por el Tratado Sykes-Picot. Los participantes en
la Conferencia de Sèvres fueron Gran Bretaña, Estados Unidos (como observador),
Francia, Italia, Japón, Armenia, Bélgica, Grecia, Hiyaz (hoy Arabia Saudita),
Polonia, Portugal, Rumania, el estado serbio-croata-esloveno (más tarde
Yugoslavia), Checoslovaquia, Turquía y una delegación kurda que actuó como
observadora en las discusiones concernientes al Kurdistán. El resultado de la
conferencia fue un proyecto de tratado de 433 artículos, firmado en Sèvres el
10 de agosto de 19205 pero nunca entró en vigor ya que las partes concernientes
no lo han ratificado.
Aunque
el Tratado y en específico el artículo 62 definió las fronteras y la hipotética
composición del futuro Kurdistán, muchos territorios con abrumadora mayoría
kurda situados al oeste del Éufrates fueron arbitrariamente excluidos. El
Kurdistán concebido por el tratado hubiera sido un país con dos terceras partes
de su territorio eliminadas, incluyendo sus áreas fértiles y sus tradicionales
tierras de pastoreo. A partir de estos hechos, generaciones enteras de grupos
nacionalistas kurdos han recurrido a este tratado para presentarlo como
reconocimiento de la causa kurda en el derecho internacional.
En
respuesta al Tratado de Sèvres, el general Mustafa Kemal Atatürk y los grupos
nacionalistas turcos pusieron en práctica sus planes para la liberación de
Turquía de la ocupación extranjera, consecuencia del desmembramiento del
Imperio otomano. Mustafa Kemal apeló al elemento religioso para unificar a kurdos
y turcos e hizo un llamado encaminado a la completa unidad en la lucha contra
los invasores de las “sagradas tierras musulmanas.”
La
guerra de independencia turca logró su mayor victoria militar mediante la “gran
ofensiva”, que culminó el 9 de septiembre de 1922 con la derrota del ejército
griego en el Egeo y la Anatolia occidental. Por su parte, los aliados se
apresuraron a reconocer de facto la independencia política de la nueva
república, temiendo que la Turquía kemalista pudiera pasarse al campo
soviético. Bajo este razonamiento, el Tratado de Lausana, firmado por Gran
Bretaña, Francia, Italia, Japón, Grecia, Rumania, la República
Serbio-croata-eslovena y Turquía el 24 de julio de 1923 reconoció al Estado
turco y dividió el territorio de los kurdos. A lo largo de toda la guerra, los
oficiales turcos se dedicaron a combatir cualquier “amenaza” emergente dentro
del territorio, específicamente la formación de organizaciones o asociaciones
expresamente kurdas.
El
Tratado de Lausana fue una victoria innegable para los turcos. Para los kurdos,
marcó el comienzo de una nueva fase de sometimiento. Los artículos del 40 al 45
especificaban que las minorías en cuestión eran las “minorías no musulmanas”
(armenios, griegos etc.). Las autoridades nacionalistas de Ankara se rehusaron
a incluirlos entre las minorías protegidas por las estipulaciones
constitucionales. Al mismo tiempo, las autoridades turcas adoptaron políticas
demográficas tendientes a alentar a los turcos a regresar y equilibrar el peso
a su favor en la nueva república. A partir de este momento la insurrección
kurda se convirtió en un fenómeno endémico dentro del marco del Medio Oriente,
caracterizado por levantamientos armados en Turquía, combinado con periodos de
enfrentamientos en Irán e Irak a lo largo de todo el siglo XX.
El conflicto en el Tibet.
Mapas del conflicto.
El
tibet.
El
Tíbet es una región autónoma del suroeste de China, situada en el Asia Central,
cuya capital es Lhasa. Conjunto de tierras de gran elevación (más de 4.500 m),
rodeada de las cordilleras de mayor altitud de la Tierra. En el concepto
occidental "Tíbet" puede referirse a Región Autónoma del Tíbet o RAT
(una subdivisión administrativa de la República Popular China), o al Tíbet
histórico que consiste en las provincias de Amdo, Kham, y Ü-Tsang.
La
lengua mayoritaria es el tibetano. En el Tíbet se encuentra la montaña más alta
del mundo, el monte Everest (8848 msnm), haciendo frontera con Nepal.
4 claves
del conflicto:
1.
Cronología de un desencuentro. En 1950, el Ejército chino invadió el Tíbet.
Ese año, el 14º Dalai Lama, Tenzin Gyatso, asumió con sólo 15 años la Jefatura
de Estado. En 1951, los líderes tibetanos son obligados a firmar un tratado que
pone la región bajo la administración de China. A finales de esa década, la
violenta represión del levantamiento popular causa más de 90.000 muertos. El
Dalai Lama y sus ministros se instalan en Dharamsala, al norte de la India,
donde continúan hoy. En 1966, en plena Revolución Cultural china, más de 6.000
monasterios budistas fueron destruidos y millares de monjes y monjas murieron.
En 1994, la comunidad tibetana en Suiza acusa a China de la muerte de 1,2
millones de tibetanos.
2.
¿Qué
reclaman los tibetanos? Tradicionalmente piden la independencia. Sin embargo,
en 1979 el Dalai Lama abogó por el «camino intermedio», que conlleva la
renuncia a la independencia a cambio de una autonomía que permita al Tíbet
conservar su identidad. En 2005, el Dalai Lama aceptó en una entrevista que el
Tíbet es parte de la República Popular China.
3.
¿Qué
dice el Gobierno chino? El presidente del Tíbet, Qiangba Puncog, ha señalado
que la población de la región «luchará contra el separatismo, a favor de la
patria unificada, y en pos de mantener la estabilidad».
4.
¿Quién
es el Dalai Lama? Premio Nobel de la Paz en 1989, Tezin Gyatso es el líder
espiritual de una de las cuatro escuelas del budismo tibetano, la escuela
Gelug. Además es el líder político de la región. Desde su nombramiento se ha
reunido varias veces con las autoridades chinas.
El
Tibet ha sido un país que ha sufrido numerosas invasiones por parte de sus
vecinos chinos, mogoles (fueron quienes cedieron el poder a los Dalai Lama),
manchúes, nepalíes e incluso de Inglaterra; en la primera parte del siglo XX se
han repetido los intentos de ocupación del Tibet, por parte de China, que
culminaron con la anexión definitiva en 1949.
Inglaterra,
que tuvo grandes intereses comerciales en la zona, fue mediadora, en un
principio, del conflicto para dejar después las manos libres al gobierno chino.
Así, los ingleses envían sus tropas al Tíbet, en 1904, para contrarrestar la
creciente influencia rusa en la zona. El Dalai Lama huye a Mongolia
permaneciendo en el exilio hasta 1911. En 1906 los ingleses ceden al imperio
chino la soberanía en el Tibet a cambio del pago de una sustanciosa
indemnización. Un año después, los gobiernos británico y ruso firman un acuerdo
de no injerencia en los asuntos tibetanos. Pero los tibetanos no se resignan a
la ocupación china y, en 1912, los expulsan proclamando su independencia, que
se verá teóricamente refrendada dos años después en la conferencia que los
gobiernos británico, chino y tibetano celebraron en Simla, donde se alcanza un
acuerdo sobre las relaciones fronterizas. En 1918 se produce un nuevo intento
de invasión por parte china. Con ayuda británica se acordó una tregua que fue
rota con una nueva guerra entre 1931 y 1933, tras la cual el Tibet tuvo que
ceder parte de su territorio. A pesar de todo el Tibet mantuvo su independencia
hasta 1949, en la que se inicia la invasión definitiva de los chinos tras la
revolución maoísta.
LA
INVASIÓN DEFINITIVA
En
1949 los nacionalistas de Chang Kai Chek abandonan su guarnición en Lhasa y la
recién nacida República Popular China, liderada por Mao Tse Tung, inicia una
obstinada reclamación territorial sobre el Tibet proclamando que «irán a
liberar al Tibet de los invasores extranjeros y reintegrarlo a la Tierra
Madre». China envía un ejército de 80.000 soldados que impone con facilidad un
Acuerdo por la Liberalización Pacífica del Tibet, el cual confirió a dicho país
la defensa y la representación en política exterior del Tibet dejando la
política interior en manos del Dalai Lama.
Sin
embargo, este hecho es sólo un primer paso en la estrategia anexionista del
gobierno de Pekín y, en 1950, los chinos penetran en Lhasa ocupando
definitivamente el país de las nieves. En 1956 se crea la Región Autónoma del
Tibet provocando el levantamiento del pueblo tibetano y la creación de una
guerrilla en contra de la ocupación y de la política china de instituir comunas
populares, copiadas de las establecidas por el régimen comunista tras la
revolución. Sin embargo, la guerrilla, pobre, desorganizada y mal dirigida, fue
fácilmente aplastada por el Ejército chino. El acto final de la revuelta
popular se produce el 10 de marzo de 1959 con la trágica represión de una
multitudinaria manifestación pacífica por la independencia en la que mueren,
según todos los datos, miles de tibetanos y que provoca la huida del Dalai Lama
y de sus seguidores a Nepal y la India. A pesar de diversas resoluciones
aprobadas por la Asamblea de las Naciones Unidas condenando estos hechos, la
anexión se consuma.
LOS
«CUATRO ATRASOS»
La
derrota de la resistencia tibetana permitió que los chinos comenzaran a
desarrollar la política que tenían preparada para el Tibet y que se vino a
denominar como la de los «cuatro atrasos»: la religión (budista, omnipresente
en la vida del pueblo tibetano), la forma de vida atrasada, la cultura y, sobre
todo, la forma de pensar de sus gentes.
Cuando
las tropas chinas entraron en el Tibet, el país todavía seguía siendo un territorio
alejado e inaccesible tanto para Occidente como para sus propios vecinos
asiáticos. El sistema gobernante era una teocracia budista y la sociedad
tibetana estaba organizada en rígidas clases sociales, con una minoría de
terratenientes que ostentaban numerosos privilegios, aunque, por supuesto, este
hecho no fue el detonante de la invasión.
La
ocupación ha supuesto la destrucción de monasterios y la reconversión de muchos
de estos templos en sedes oficiales para el Gobierno chino o en centros de
negocio turísticos. El número de monjes budistas ha disminuido hasta el punto
de que podrían quedar en la actualidad sólo un millar. Las denuncias sobre
persecuciones, encarcelamientos y asesinatos del clero han sido reiteradas y
hablan bien a las claras de cómo los ocupantes pretenden resolver uno de los
«atrasos». La prensa occidental, durante estos años de ocupación, ha venido
publicando dramáticas noticias de monjas y monjes que habrían sido obligados a
tener relaciones sexuales en público, el confinamiento de miles de tibetanos en
campos de trabajo forzoso o cómo los locales sagrados han sido convertidos en
establos o graneros, amén de la destrucción de piedras labradas con mantras
(rezos) sagrados, bibliotecas que atesoraban manuscritos centenarios y la persecución
de muchos eremitas que fueron insultados y ridiculizados públicamente
llegándose incluso a torturar a los mismos.
El
Tibet, además de tener un subsuelo muy rico en minerales, detenta una gran
importancia económica y geopolítica: se calcula que un 25% de los mísiles
intercontinentales de cabezas múltiples de China están desplegados en suelo
tibetano. El colonialismo chino se
extiende, así mismo, a la utilización del suelo tibetano, un ecosistema único
en el planeta, como vertedero de material radiactivo y muchos bosques han sido
talados de manera indiscriminada para la obtención de madera que nunca se queda
en el país.
LA
REPRESIÓN POLÍTICA
Las
detenciones y encarcelamientos por motivos políticos en el Tibet continúan. El
Gobierno tibetano en el exilio denuncia torturas por parte del Ejército. China
lo niega, pero tiene cerrado el país a cal y canto. La entrada de periodistas
está prácticamente prohibida y los turistas sólo pueden viajar a unas zonas
escogidas, bajo el control de las autoridades. China, por supuesto, nunca ha
reconocido su papel de invasor del Tibet y mantiene que dicho acto fue la
«liberación pacífica de una región oprimida que siempre había pertenecido a
China», «liberación» que, sin embargo, no permite hablar en su propia lengua a
los tibetanos: todos están obligados a hablar chino.
El Tibet, el «techo del mundo», se enfrenta a
una dura situación. Ocupado por uno de los países más poderosos de la Tierra,
sus tradiciones ancestrales están siendo atacadas brutalmente y sus gentes
sufren la miseria, la persecución y, en muchos casos, la muerte. Es otro
ejemplo más del colonialismo salvaje, que antaño destruyó numerosas sociedades
en América, África y Asia.
Quizá
la apertura de China al mundo, en un despertar que aterró a Napoleón y que —al
parecer— hizo que pronunciara la famosa frase «Dejad que China duerma; cuando
despierte, el mundo temblará» sea un hálito de esperanza para los tibetanos,
pues la política de este país con el Tibet será inaceptable para la sociedad
global en que ya vivimos. Pero, por supuesto, esto no deja de ser una entelequia:
el futuro del pueblo tibetano depende de su propia lucha y del apoyo de todas
las fuerzas sociales que luchan por hacer un mundo más justo.
Mientras
llega ese momento, es seguro que los tibetanos seguirán esperando, a la sombra
del Chomolungma, la montaña que nosotros llamamos Everest y que marca la
frontera entre Nepal y Tibet, la liberación de todos los seres. Si algo ha
enseñado la historia es que las convicciones no se cambian a base de culatazos.
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Materiales Cartográficos para el encuentro del 20/3
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Grupo 2
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Algunos cartogramas que utilizaremos la próxima clase:
Cartograma anamórfico de potencias mundiales, según PBN.
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